Mi nuevo hogar, en la memoria

Ocurrió en diciembre, a dos meses de mi llegada. El 1º debía dejar la habitación que alquilaba. Nos mudabamos todos ya que los chicos de Paraguay también se iban. Problemas con los dueños, como siempre.
Un día en lo de un amigo, dos en lo de Begoña. Sentí verguenza, a pesar de que casi nunca tengo, y me retire. Adonde? no se, a caminar.
El Oasis, mi primer reducto de la noche me sirvió las copas necesarias para una noche menos fría. La guitarra y mi mochila colgaban a mi espalda. Sali borracho y cuando quise buscar un lugar comodo las copas habían echo su efecto. Necesitaba un baño. Entre a un primer bar en el que me echaron por tener los bolsos. Segui derecho y entre a un segundo en el cual un chico se me acercó como si me conociera, asi que le deje los bolsos y fui al baño. La calle iba a ser dura y debía estar preparado. Cuando salí del baño escucho: - ¿Tú eres el argentino?, - sí - conteste, extrañado por la situación. - Te llama el camarero (Barman).
15 días me quede en la casa de Fredy. Locuras, trabajo, guitarra y noches de cine. Gracias

Adolescente?

He cumplido mis 25 años. Muchos se preguntan si ya no estoy un poco viejo para seguir siendo adolescente. Yo creo que no. Todavia sigo tocando los extremos como antaño. Río y lloro con la misma brutalidad. Las cosas me duelen. Quizás esa maduración que tanto se busca simplemente es convertirse en apático. Quizás asi la vida sea más fácil, menos sufrida. Yo prefiero elegir la sorpresa constante, cual Baudelaire ser un niño con conciencia de lo que vivo.
Igualmente los momentos de dudas abundan. Levantarme el sabado luego de haber trabajado el día de mi cumpleaños y darme cuenta que Bernal está lejos, que el suelo de la habitación no soporta la putrefacción de mis amigos y no tiene las marcas de su baile. Ahí dudo. Pero simplemente mi vida se decide sola. Miro videos, escucho música y lloro. A veces pienso que mi camino ha sido pavimentado hace rato. Pero a diferencia de Jerry Lee Lewis, si me voy al infierno será indeciso, con libros, discos, una guitarra, y un puñado de fotos de mis amigos.

De ángeles y demonios

A veces siento que la vida me pone a prueba. O por decirlo de mejor manera, yo mismo me pongo a prueba. La mayoría de las veces pierdo. Me quemo. Los demonios internos construidos con el tiempo aprenden a comer mi cuerpo. Me superan. Me dejan abatido. Igualmente siempre levanto la cabeza de nuevo. Al menos eso aprendi hace unos años. Y de a poco algun error voy corrigiendo. Otros los repito. Pero inevitablemente tengo que seguir trabajando para cambiar muchas cosas. El día en que los demonios caigan al infierno como en un cuadro de Reubens podre dejar de ser un acechador en busca de presas de caza para convertirme en un soldado de batallas múltiples.